Jordi, hermano, cómo nos has hecho esto? No quiero hablar con nadie, sólo contigo. Me dejas huérfano de amor por ti, me dejas sólo, herido de muerte, sin lágrimas, sin palabras…
He querido regañarte en tu contestador, pero no he podido, no tengo voz para decirte lo enfadado que estoy. Esto no se hace, no se deja el mundo con 60 años y 60 esperándonos, qué pasa con todo lo que tenemos pendiente?
Jordi, hermano, me dijiste el otro día cuanto nos queríamos, creo que yo no me di cuenta de lo que era en realidad, y que nunca nos habíamos fallado, y ahora sé que sí, que tal vez no he rogado lo suficiente ni pedido con la fuerza que hacia falta por ti, por tu salud, por tu vida…
No sabes con que felicidad colgué el teléfono, sabiéndote mejor y habiéndome regalado esas palabras que nunca imagine en un lecho de muerte, esas confesiones de amor entre amigos y esos deseos tan profundos e indescriptibles de vernos, reírnos, abrazarnos…
Jordi, ahora lo sabes, sabes más que todos nosotros, estás ahí, al otro lado, ahora sí al límite, como me susurraste el otro día, disfruta de lo que haya, yo me quedo aquí pero contigo. Y si no nos espera nada, queridísimo amigo, queridísimo hermano, duerme bien. Descansa en paz amigo