De cuantas cosas he escrito aquí a lo largo de los años en muy probable que esta sea la vez que más trabajo me cuesta hacerlo. Después de 15 años, 15 años!, insultado, amenazado, vejado, agredido, acusado y condenado, fusilado virtualmente, matado civilmente, injuriado y calumniado, con la indiferencia de la mayoría y el silencio cómplice y cobarde del colectivo más miserable que existe, receptores de los beneficios de mi estúpido compromiso hacia ellos, de lo que me arrepiento con toda mi alma, he tenido que vivir los días más difíciles de mi vida, los últimos siete, al verme señalado, una vez más, por una ignominia que nadie alcanza a comprender, más allá de los que se frotan las manos con el sufrimiento ajeno y los que necesitan más munición para devastar más, y de la que me defenderé hasta que no quede la menor duda de mi honradez.
He leído cosas aquí, a algunas he contestado, que producen una amargura y abren una herida imposible de asumir sin pagar un precio emocional altísimo. De lo que se dice por fuera vivo aislado y serán los tribunales en su momento quienes hablen al respecto.
En cualquier caso tengo la fortuna de que vosotros estéis ahí, implicados, os lo agradeceré toda mi vida, y de tener una familia y unos amigos sólidos y decentes con los principios básicos de la lealtad y la confianza.
La banda merece un sitio a parte por su nobleza, su esfuerzo y su compromiso.
Sólo esos pilares han hecho que no me haya hundido del todo y he podido reflexionar muy profundamente a propósito de mi vida y mi relación con el público y con mis conciudadanos, y he llegado a la conclusión de que el único que sabe quién está detrás del de la foto soy yo mismo, y por lo tanto soy el único que sabe como duele este zarpazo.
He decidido por todo esto y sin vuelta a atrás que no voy a volver a subirme a un escenario en este País mientras no pueda colgar un cartel a mi espalda en el que se lea INOCENTE, ni voy a volver a dar explicación alguna respecto de este asunto a nadie que no sea el juez.
Suspendo los conciertos que teníamos previstos y todas las entrevistas, salvo pocas y honradas excepciones la mayoría ya no tenían más interés que encontrase conmigo para hablar del asunto.
Mantendré los compromisos que se refieran exclusivamente al interés que puedan suscitar en este momento las reediciones y los asuntos relacionados con mi oficio y el resto de mi tiempo y mi energía lo voy a dedicar a acabar con esto de una vez por todas.
Sé que algunos os lleváis un disgusto con esta decisión, sólo os pido que penséis cómo me siento yo. No puedo más, no quiero perder más los nervios porque un pobre enfermo, como esta mañana, pretenda cargar sobre mis espaldas la responsabilidad de unas declaraciones de mi ex abogada. No puedo más. La única forma posible que tengo de volver a ser quien era y de poder desarrollar mi trabajo musical pasa por esta decisión. Dichosamente para mí, tengo la fortuna de trabajar en otros sectores que me permiten un desarrollo de mis capacidades y donde la sospecha no forma parte del comportamiento general.
Prometo seguir entrando aquí de vez en cuando y teneros al día de todo, pero ahora necesito silencio…

Es verdad que ser una persona pública y tener una opinión y expresarla puede, y debe, conllevar debate, desacuerdo… Pero de ahí al insulto, a la calumnia, a la repetición incesable de mentiras interesadas y al intento permanente del descrédito difundiendo infundios y medias verdades hay un abismo. El que media entre el desacuerdo civilizado y educado y el rechazo torticero, incívico y execrablemente repugnante…
En el año 82 rodé una película francesa que se tituló Un été d’enfer (Verano Infernal). Era una producción totalmente gala con algún técnico español y dos actores de aquí, Joaquín Hinojosa y yo, la dirigía Michael Schock y la protagonizaba la gran estrella, en ciernes, del cine francés Thierry Lhermitte y un grupo de actores de aquel país muy conocidos. Rodamos en Madrid y alrededores y fue tan caótico como divertido. La producción era un despropósito y los actores estaban enfrentados entre sí y contra el director a su vez. Y en medio yo, haciendo mi papel de camello amigo del chico, Riton, (Gómez), y conduciendo un interminable Cadillac por las afueras y la Moraleja. Rodábamos en francés pero el técnico de sonido directo era un incapaz, tanto q acabamos todos doblados, incluyendo los actores franceses!, con lo que me costó clavar mis diálogos. Alguno llevaba escrito en el salpicadero del buga. El caso es que la peli salió regular pero tuvo un cierto éxito en el sur de Francia y el Norte de África. Era muy divertido ir por allí y la gente saludando y pidiendo autógrafos…
El lunes 6 de Oct. 2014 empezó el programa de radio que habia estado mucho tiempo pergeñando. Fue en directo de 00,00h a 1 todos los lunes.